Refugiados sirios en Líbano: extrema vulnerabilidad en un país al límite de sus capacidades

Refugiados sirios en Líbano: extrema vulnerabilidad en un país al límite de sus capacidades

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La ubicación geográfica del Líbano, en el centro de los conflictos de Oriente Medio, hace que sea un país tradicionalmente caracterizado por acoger grandes cantidades de población refugiada. Con una población total de 4,4 millones de habitantes, Líbano se ha convertido en el país con la mayor concentración per cápita de refugiados en el mundo, ofreciendo refugio en este momento a alrededor de un millón de refugiados sirios y 650.000 refugiados palestinos.


Inestabilidad institucional crónica

Líbano es un país que limita con Siria en el norte y el este y con Israel en el sur. Además de encontrarse inmerso en el conflicto regional de Oriente Medio, el país de los cedros tiene una larga historia de conflicto interno y de inestabilidad política. En la actualidad, el país vive una situación política cada vez más frágil, enfrentándose a su tercera “silla vacía” en la presidencia de su historia moderna desde el 25 de mayo, cuando el mandato de Michel Suleiman expiró sin un sucesor, dejando el consejo de ministros encargados de las tareas presidenciales.

Además de esto, el mandato del parlamento se ha ampliado dos veces. El parlamento fue elegido originalmente en 2009 para un mandato legal de cuatro años (hasta el 20 de junio de 2013). La primera extensión terminó el 20 de noviembre, pero, en lugar de la celebración de las elecciones, el Parlamento aprobó una ley para una segunda prórroga hasta el 20 de junio de 2017. El riesgo de quedar inmerso en el conflicto sirio, la inestabilidad interna del vacío político y la resultante incapacidad del ejecutivo para tomar decisiones vitales sobre cuestiones clave son los problemas más graves que afectan a Líbano en este momento. El país se enfrenta a una situación compleja que sus políticas disfuncionales no pueden manejar. Aspectos vitales para el presente y futuro de Líbano como la crisis de los refugiados, las crecientes tensiones entre chiíes y suníes o el temor a una creciente extremismo sunita en el Líbano deben ser abordados.

Un tablero local donde dirimir conflictos regionales

La población del Líbano se puede dividir en cuatro etnias principales: chiíes y suníes musulmanes (54%), cristianos (40,5%) y drusos (5,6%). La rivalidad histórica entre chiíes y suníes en el Líbano explotó en 2005 tras el asesinato del ex primer ministro suní Rafik Al-Hariri, que dio lugar a la Revolución de los Cedros.

Mientras que la posición oficial de Líbano en los conflictos regionales ha sido tradicionalmente de no participación, en lo que se ha llamado una política de disociación, Hezbollah mantiene una posición activa en relación con el conflicto sirio, prestando apoyo militar al régimen de Bashar Al-Assad.

Esta reorientación política del grupo, cuyas acciones originalmente sólo se centraban en la lucha contra Israel, se ha justificado como un medio necesario para proteger a la comunidad libanesa chií de la amenaza yihadista, aunque queda claro que su motivación interna es la protección del equilibrio regional en una guerra en la que muchos ven una mano iraní.

Después de la internacionalización del conflicto con el anuncio de la ayuda externa a la oposición por parte de Qatar y Arabia Saudita, Hezbollah teme ser el próximo en línea si el régimen de Assad fuera derrocado. Sin embargo, la estrategia de Hezbollah ha hecho vulnerable a la comunidad que pretendía proteger, provocando mayores atentados de al-Qaeda y Daesh contra la comunidad chií y aumentando la brecha entre chiíes y sunitas.

Vulnerabilidad extrema en un país al límite de sus capacidades

Los acontecimientos que tuvieron lugar durante el pasado mes de agosto en la ciudad sunita de Arsal, situada cerca de la frontera con Siria, sólo han aumentado la inestabilidad de la situación del país. Arsal, una ciudad con una población de 40.000 habitantes, pronto se convirtió en un refugio para los rebeldes y refugiados sirios, recibiendo alrededor de 120.000 desplazados sirios. La gran afluencia de población refugiada desde el inicio del conflicto sirio ha supuesto en el valle de Bekaa, en general, y en Arsal en particular, una situación límite en la que resulta prácticamente imposible acomodar a todas las personas desplazadas que están sufriendo una tragedia y dificultades diarias.

Como conclusión, se puede decir que la situación de la población refugiada siria en Líbano es crítica. El número de personas refugiadas que cruzan la frontera con el Líbano huyendo de los horrores de la guerra aumenta cada día, aunque recientemente el Estado Libanés ha puesto trabas a la entrada de más refugiados al país. La inacción del gobierno ha provocado que la capacidad de las infraestructuras del país sobrepase su límite y hoy en día las personas refugiadas compiten con los sectores más pobres de la población libanesa por recursos básicos.

La mitad de la población refugiada de Siria es menor de 18 años y el 80% no acude a ningún centro escolar, ya que el sistema educativo ya no es capaz de absorber a todos los niños/as refugiados/as. Los precios de las casas están aumentando y los escasos ahorros que las personas refugiadas pudieron tomar consigo no duran por mucho tiempo. El Estado ya no es capaz de garantizar las necesidades básicas de toda la población nacional. Además de las dificultades, a la población refugiada se le culpa de los recientes acontecimientos y el temor de la población crece día a día. Los refugiados están siendo objeto de ataques por parte de la población local. El aumento de la xenofobia puede empujar a los jóvenes refugiados alienados hacia el radicalismo creando un círculo vicioso difícil de romper.