Vivíamos tranquilamente en Las Palmas cultivando ñame, yuca y maíz. Pero los paramilitares empezaron a venir, y uno veía que asesinaban gente inocente. Ya no dormíamos tranquilos. Decidimos desplazarnos al casco urbano de San Jacinto. El desplazamiento fue un momento oscuro, triste. El Movimiento por la Paz nos ayudó a que nos reconocieran como población desplazada, y así iniciamos el proceso de construcción de nuestro hogar. Desde entonces he terminado mi bachillerato y sigo con mi formación psicosocial.

Carmen CortezanoLideresa comunitaria. Desplaza interna.