De lo local a lo global. La Construcción de Paz requiere de un trabajo constante, planificado, en permanente transformación, en el que han de participar personas e instituciones de la comunidad en la que se desarrolla, de manera que seamos capaces de incidir en los aspectos más arraigados de las estructuras sociales y de los patrones culturales generadores de violencia, que suponen un obstáculo para la paz.
Trabajar desde la realidad de la calle aporta un mayor conocimiento de las necesidades del entorno y posibilita la integración en contextos sociales diferenciados. De esta manera es posible construir un discurso desde la experiencia en procesos y en la acción social para poner en marcha propuestas de desarrollo comunitario desde la intervención socieducativa y la participación activa de las familias, asociaciones, grupos, instituciones, etc.
El desarrollo humano, y por tanto de las comunidades donde convivimos, debe estar basado en la cooperación como valor y en la participación como derecho humano.
Desde la Banda del 15 hasta el grupo de mujeres tamazight, vemos, sentimos y aprendemos que cooperar es el modo de relacionarnos que permite que todas ganemos. La Escuela de Paz es un lugar abierto a la generación de iniciativas que transformen el entorno a través de la acción participativa. En todas estas experiencias se trabaja desde el compromiso y la implicación de todas las personas que formamos parte de ella para la creación de espacios donde poder aprender, intercambiar, debatir y divertirse.