Esta situación provocada bien por conflictos armados, bien por contextos de crisis políticas, económicas y sociales, hambrunas etc. necesitan de respuestas adecuadas. Por lo tanto, la migración se presenta como la única alternativa ante situaciones de desprotección humana absoluta.

En 2013 solicitaron protección internacional en España 4.502 personas y 7.472 entraron a través de las costas de Ceuta y Melilla. La atención de todas estas personas es además de un derecho, una necesidad que debe cubrirse en términos públicos. Nuestra organización en su compromiso con la protección de personas en situación de vulnerabilidad social, dirige sus acciones a facilitar tanto su acogida como su atención social, jurídica y sanitaria, y asegurar procesos individuales que garanticen los derechos de los migrantes que en una situación de emergencia humanitaria puedan paliar la falta de todo con unos servicios básicos, así como en el caso de personas migrantes asentadas en España.

Pero los contextos son diferentes y muchos de ellos optan por retornos voluntarios o por el contrario buscan asentar las bases de una nueva vida más digna en la que cumplan con su objetivo vital. En esos procesos también trabajamos, siendo conscientes que el esfuerzo debe ser de todos, pero siempre desde el acompañamiento, la formación, el diálogo, la escucha y el intercambio mutuo.

Pero además de los servicios directos a las personas migrantes, parece más necesario que nunca redoblar esfuerzos en fortalecer la interculturalidad y la lucha contra la discriminación. Por ello, es necesario el desarrollo comunitario y el trabajo directo en los barrios y en zonas especialmente vulnerables implicando a todos los actores. Actuaciones que ha llevado a cabo el Movimiento por la Paz en diversas ciudades de España.