Alumnado, Profesorado y AMPAS de los centros educativos, son destinatarios directos de actividades de educación y sensibilización así como de asesoramiento y acompañamiento para el diseño y la puesta en marcha de modelos de convivencia basados en la Cultura de Paz.
En los centros educativos, como microcosmos sociales, se reproducen todos los niveles de conflictos y violencias presentes en la sociedad, por lo que su forma de tratar los conflictos supondrá el aprendizaje de las generaciones más jóvenes acerca de cómo afrontarlos, teniendo principalmente dos grandes opciones: las justificaciones a favor de resolverlos de manera violenta y competitiva o, por el contrario, el convencimiento (aprehendido a través de la práctica) de que la mejor opción es su gestión pacífica y cooperativa.
Para enseñar a vivir en una Cultura de Paz, debe fomentarse una pedagogía que construya comunidades conscientes y responsables; que supere los modelos de relación basados en el ganar- ganar, y potencie la responsabilidad de comunicarse, aproximarse y entender las necesidades de las demás; así como la necesidad de buscar la creatividad en la resolución de los conflictos humanos.
El diálogo que establecemos entre la teoría y la práctica está basado en procesos educativos cada vez más sistematizados, en los que cada proyecto, cada acción desarrollada, es evaluado de manera permanente y modificada en función de las necesidades del contexto, siendo los resultados una fuente de información que enriquece las iniciativas futuras.