Mi expareja me humillaba constantemente, y llegué a convencerme de que yo no valía para nada. Pensaba que estaba sola, hasta que un día hablé por fin con mi madre y me dije “nunca nadie más me va a tratar mal”. He aprendido muchas cosas: que la fuerza que buscas está en ti, que no necesitas ningún hombre que te proteja, que tengo derechos. La mujer maltratada se calla en realidad porque percibe que la sociedad no quiere ayudarla de verdad.

Geovanna Aracely López35 años. Madres de dos niñas y un niño.