La mutilación siempre había sido un tabú en el pueblo, nadie quería oír hablar de ello. Poco a poco creamos grupos de discusión para hablar abiertamente sobre las consecuencias de la escisión genital en la mujer, tanto en su salud en general como en el embarazo o el parto, y ver la posibilidad de abandonar la práctica. Hace ya más de dos años que no se practica la escisión en el pueblo. Es una decisión firme que no tiene marcha atrás.