Desde que llegué a España, hace nueve años, básicamente he trabajado esporádicamente como pintor. Eran trabajos informales, en negro, y no me permitían tener ninguna estabilidad. El hecho de no poder trabajar, junto con todas las cargas económicas, me hacía estar deprimido y frustrado por no poder cumplir tus objetivos, así que decidí volver a mi país, El Salvador, para quedarme allí. Sin embargo, en el Movimiento por la Paz me dijeron que no tirara la toalla y que regresara. A mi vuelta, me asesoraron y me ofrecieron formación como carretillero, además de incluirme en su bolsa de empleo. Un día, me llamaron de un hospital de Madrid, donde afortunadamente ya he empezado a trabajar como celador con un contrato. El trabajo me gusta mucho y, sobre todo, me ha ayudado mucho tanto en lo económico como en lo anímico.

Óscar Arsenio RamírezUsuario de los proyectos de inserción sociolaboral del Movimiento por la Paz