Líbano es un país históricamente receptor de población refugiada, erigiéndose en la actualidad como el de mayor acogida en términos absolutos, si consideramos la población censada que asciende a 4.200.000 personas, es decir, en la actualidad un 35% de la población oficialmente registrada sería refugiada.
Desde el inicio del conflicto árabe-israelí en 1948, el flujo de refugiados palestinos que huían de sus casas por la ocupación israelí comenzó a ser incesante, convirtiendo a los países limítrofes en receptores de esta población. En el caso de Líbano, actualmente acoge a un total de 433.000 refugiados palestinos registrados, aunque se estima que esta cifra es muy superior, debido a las personas residentes no registradas.
En el caso de la población siria, ocurre algo similar, ya que aunque el total de las personas registradas asciende a 1.033.513, se estima que esta cifra pueda ser muy superior, debido al miedo de que el registro en Líbano les impida seguir con su trayecto hacia Europa.
Esta situación ha provocado que los servicios de base no den abasto para cubrir las necesidades más básicas de la población refugiada, situación agravada además, por la dispersión territorial de los asentamientos de la población refugiada. Ante esta situación, la labor de las Agencias Internacionales y de las ONGs, tanto locales como internacionales es fundamental, de cara a intentar cubrir esas necesidades abarcando la mayor extensión territorial posible.
Habla Nuestra gente
Vivo en una zona muy alejada de Beirut donde el acceso a servicios básicos siempre ha sido muy limitado. Al haber sufrido la polio de pequeña entiendo mejor los obstáculos a los que se enfrentan las personas con discapacidad. La educación es el remedio. Asistí a una formación del Movimiento por la Paz y ahora mi trabajo consiste en hacer un seguimiento en casa a personas con discapacidad. Por ejemplo, enseño técnicas de rehabilitación básicas en el hogar, sobre todo a mujeres, sobre quienes recae la responsabilidad de cuidar a los menores.