Las guerras son el fracaso de los pueblos

Las guerras son el fracaso de los pueblos

Las guerras son la constatación del fracaso del ser humano, la victoria del egoísmo de unos pocos, la devastación de los valores más básicos de humanidad. La paz es y será siempre la única solución.


Los conflictos bélicos perviven en el viejo continente, una tierra que ha sufrido los más atroces impactos bélicos de las dos guerras mundiales o las guerras yugoslavas en los 90, hoy, en 2022 vuelve a revivir la crudeza e inhumanidad de un nuevo conflicto bélico en Ucrania. Un episodio que, una vez más, avergüenza a un continente que no es capaz de mantener la paz en su territorio.

Nos posicionamos inequívocamente en contra de la guerra y de la participación de España en la misma, y en contra de que nuestro país participe en la escalada militar que estamos viviendo. Dicho lo cual, nos parece inadmisible que Vladimir Putín esté contemplando la sumisión de un país y la anexión de un territorio por la fuerza de las armas. Así como reivindicamos que la OTAN reconsidere sus objetivos en esta situación y pueda replantearse nuevos escenarios que permitan abrir un diálogo constructivo hacia la Paz.

Europa no puede quedar al margen de este conflicto que se produce en este continente, como un juguete en manos de EEUU y Rusia, sino que debe erigirse como la mejor aliada de la paz y ser protagonista principal en las negociaciones de las partes, capaz de aportar soluciones que faciliten la desescalada del conflicto y que pongan en el centro de las decisiones los derechos y la seguridad humana de la población civil.

Toda acción unilateral que se realice al margen del ámbito institucional y normativo de los Organismos Internacionales supone una fisura del Derecho Internacional, carece de legitimidad compartida y conduce, por tanto, a una escalada del conflicto militar. Para ello, las Naciones Unidas tienen que ocupar un papel protagonista con el único objetivo de impulsar un proceso de Paz justo.

No cesaremos de repetir que la paz es la única solución: el diálogo, la diplomacia, el objetivo de la paz siempre en el horizonte. La cuestión es cómo hemos llegado a esta situación una vez más. Por qué no enraizamos profundamente la Cultura de Paz en nuestras sociedades, una y mil veces comprobado que es la única forma posible que permite a las personas una vida digna y pacífica. Esa Cultura de Paz se construye desde nuestros entornos más cercanos, nuestros barrios, pueblos y ciudades; a través de iniciativas solidarias pero sobre todo de políticas orientadas a ello, con recursos económicos y humanos, con un cambio de visión de entender el mundo. Poniéndonos las gafas de la Cultura de Paz.

No más muertes en nombre de banderas en las guerras, no más sociedades sin presente y sin futuro por culpa de las violencias ni en Europa ni en ningún lugar del mundo. No más violaciones de Derechos Humanos que es lo único que traen las guerras.