Se cumplen dos años del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania. Dos años después, la intervención militar no va a traer la paz.

---

Entrando en el tercer año de conflicto, nos encontramos con 6,5 millones de personas refugiadas en todo el mundo, y 3,7 millones desplazadas forzosamente dentro del país, mientras se estima que el 40% de la población necesita ayuda humanitaria y protección. Una invasión que ha supuesto una de las mayores crisis humanitarias en Europa, además de la profundización de las crisis energética, alimentaria y de desigualdad a nivel global.

Tras dos años desde el inicio de la invasión, el país sigue haciendo frente a la destrucción masiva de infraestructuras, el desabastecimiento, las torturas y violaciones de Derechos Humanos.

Ante una violencia que no cesa, y un número de víctimas que no deja de aumentar, es necesario impulsar la acción diplomática como única forma para acabar con el conflicto. Alargar la guerra con la intención de vencer al adversario no es la única ni la mejor opción: solo traerá más muertes, sufrimiento y destrucción.

Como sociedades, tenemos la obligación moral y política de insistir en la necesidad de hacer todo lo posible para que finalice la guerra: es urgente que la comunidad internacional tome las medidas necesarias para iniciar un proceso de paz.