18D: Día de las personas migrantes
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En el Día Internacional de las Personas Migrantes reivindicamos dejar de lado la visión divisoria del otro para vernos simplemente como personas, sin importar nuestro origen o procedencia. Construir sociedades acogedoras, humanas, solidarias y colaborativas es responsabilidad de todas y todos nosotros: instituciones, administraciones, entidades sociales, ciudadanía, medios de comunicación... todas tenemos un rol que cumplir para promover la convivencia pacífica y sociedades más justas para todas, para eliminar la división del ‘otro’ y promover la Cultura de Paz. Resulta urgente, a su vez, buscar soluciones conjuntas y duraderas para garantizar los derechos de las personas migrantes en situación de mayor vulnerabilidad. Las discriminaciones, la falta de derechos, de oportunidades, de una situación regular y de redes de apoyo les imposibilitan a acceder a un empleo, a una vivienda digna, a crear un proyecto de vida en la sociedad de acogida. Nuestro trabajo parte de la convicción de que la paz es mucho más que la ausencia de guerra. Hablar de PAZ, en mayúsculas, es hablar de igualdad de oportunidades para todas las personas, de respeto de los derechos y libertades, de solidaridad y cooperación entre todas las personas para crear un mundo de bienestar compartido y justicia social.
Eliminar la división del ‘otro’ y promover la Cultura de Paz resulta fundamental para la construcción de sociedades acogedoras y plurales, donde vivamos y convivamos en comunidad.
En el Día Internacional de las Personas Migrantes reivindicamos dejar de lado la visión divisoria del otro para vernos simplemente como personas, sin importar nuestro origen o procedencia. Construir sociedades acogedoras, humanas, solidarias y colaborativas es responsabilidad de todas y todos nosotros: instituciones, administraciones, entidades sociales, ciudadanía, medios de comunicación... todas tenemos un rol que cumplir para promover la convivencia pacífica y sociedades más justas para todas, para eliminar la división del ‘otro’ y promover la Cultura de Paz. Resulta urgente, a su vez, buscar soluciones conjuntas y duraderas para garantizar los derechos de las personas migrantes en situación de mayor vulnerabilidad. Las discriminaciones, la falta de derechos, de oportunidades, de una situación regular y de redes de apoyo les imposibilitan a acceder a un empleo, a una vivienda digna, a crear un proyecto de vida en la sociedad de acogida. Nuestro trabajo parte de la convicción de que la paz es mucho más que la ausencia de guerra. Hablar de PAZ, en mayúsculas, es hablar de igualdad de oportunidades para todas las personas, de respeto de los derechos y libertades, de solidaridad y cooperación entre todas las personas para crear un mundo de bienestar compartido y justicia social.