Declaración ante la escalada belicista en la guerra de Siria
De conformidad con sus principios fundacionales, el Movimiento por la Paz -MPDL- ha rechazado y rechaza la guerra desencadenada en Siria, en el convencimiento de que es necesario redoblar esfuerzos para lograr una solución del conflicto por vías pacíficas que eviten la confrontación armada. En esta perspectiva, expresamos nuestra más enérgica condena ante los últimos hechos sucedidos en este país que reflejan una escalada belicista en el enfrentamiento.
En primer lugar, condenamos rotundamente el hecho demostrado del uso de armas químicas contra la población civil y exigimos ante la comunidad internacional la investigación y formulación de un caso de crimen de guerra y contra la humanidad a juzgar por los tribunales competentes en la materia.
En relación con lo anterior, rechazamos el bombardeo con misiles sobre territorio sirio realizado por los Estados Unidos, efectuado con el argumento de constituir una represalia por el uso de armas químicas por parte del gobierno sirio. Toda acción unilateral que se realice al margen del ámbito institucional y normativo de los organismos internacionales, supone una fisura del derecho internacional, carece de legitimidad compartida y conduce, por tanto, a un escalamiento del conflicto militar.
Consideramos que cualquier medida de control o represalia al respecto debe realizarse como expresión de la decisión de los organismos internacionales y de acuerdo al derecho internacional que las preside. En este contexto, rechazamos también la actitud de los gobiernos que impiden con su veto, por razones geoestratégicas, que las Naciones Unidas puedan dar una respuesta adecuada a hechos contra la humanidad como los que se evidencian en la guerra de Siria.
No tenemos que elegir entre unos belicistas y otros, sino buscar y proponer vías pacíficas que detengan el inhumano conflicto que asola Siria y otorguen una oportunidad para la convivencia pacífica en ese país.
El Movimiento por la Paz está encaminado a la consecución de un gran objetivo: conseguir una sociedad, un mundo que viva en una Cultura de Paz.
Nuestro trabajo parte de la convicción de que la paz es mucho más que la mera ausencia de guerra. Hablar de PAZ, en mayúsculas, es hablar de igualdad de oportunidades para todas las personas; de respeto de los derechos y libertades; de solidaridad y cooperación entre todas las personas para crear un mundo de bienestar compartido y justicia social.