Solidaridad internacional feminista: por un mundo justo, digno y en paz

El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, desde el Movimiento por la Paz -MPDL- lanzamos un llamamiento global de solidaridad hacia las mujeres que, enfrentando las adversidades de la guerra en sus propios cuerpos, los de sus seres queridos y en sus territorios, canalizan su opresión en acción y persisten en construir un mundo mejor, convencidas de que la Paz es el único camino y destino deseable.


En este día tan significativo, en el que reivindicamos las legítimas demandas de igualdad de las mujeres en todos los países y demandamos soluciones para los desafíos pendientes, lanzamos un llamado a la acción colectiva, renovando nuestro compromiso con la Paz feminista y reconociendo la interseccionalidad que define estas apuestas. Nos unimos así a las mujeres y sus resistencias, dolores y propuestas, sabiendo que ni los derechos ni nuestra solidaridad tienen fronteras. Estamos juntas en la necesidad imperiosa de acabar con el patriarcado, el racismo y el ecocidio, sabiendo que es fundamental canalizar y organizar la rabia justificada para subvertir un modelo de desarrollo insostenible que perpetúa la opresión y la explotación de las personas y del planeta.

La complejidad del momento histórico que atravesamos, con multiplicidad de crisis interconectadas, la proliferación de discursos que cuestionan los derechos y la igualdad, que socavan los cimientos de las democracias modernas y continúan exacerbando los males de un sistema profundamente desigual, patriarcal, belicista, ecocida, racista y excluyente, está aumentando el uso de la militarización y la respuesta armada como supuesta solución a los conflictos, algunos de los cuales están geográficamente más lejanos y otros justo a las puertas de una Europa que cada vez cierra más sus puertas a movimientos migratorios. Todo esto tiene un impacto diferencial en los derechos de las mujeres y las niñas y está profundamente alejado de los valores promovidos desde los feminismos.

Desde el Movimiento por la Paz queremos expresar aquí nuestra solidaridad con las víctimas de conflictos armados alrededor del planeta, denunciar el horror de la guerra y exigir soluciones dialogadas a los conflictos desde estrategias feministas que subviertan las estrategias tradicionales de la política exterior. Sabemos que las guerras tienen impactos diferenciales en las vidas y los cuerpos de las mujeres y las niñas, lo que unido a que “el número de mujeres y niñas que viven en contextos afectados por conflictos alcanzó los 614 millones en 2022, una cifra 50% más alta que la de 2017” (ONU Mujeres), incrementa nuestra preocupación por la situación. Solo en Palestina, entre octubre de 2023 y la primera quincena de febrero de 2024, en lo que es la masacre más letal en lo que llevamos de siglo, ONU Mujeres denuncia que hay cerca de un millón de mujeres desplazadas, cada hora mueren 2 madres y nacen 180 bebés diarios en partos sin ninguna condición sanitaria, 100.000 madres lactantes luchan por alimentarse y alimentar a sus hijas e hijos, no hay espacios seguros para nadie, tampoco para las mujeres sobrevivientes o en riesgo de sufrir de violencia basada en género y hay denuncias creíbles de casos de violencia sexual por parte de todos los actores. Por ello, hoy más que nunca, nuestro respaldo está con el pueblo palestino, especialmente con las mujeres y niñas palestinas que, en circunstancias extremadamente difíciles, luchan por sus derechos y su dignidad.

Reconocemos que, en un contexto como el anteriormente trazado, marcado por diversas crisis que ejercen una inmensa presión sobre las comunidades, alcanzar la igualdad de género se vuelve esencial. La garantía de los derechos de mujeres y niñas en todos los ámbitos se erige como la única vía posible para un mundo que albergue vidas dignas y en paz. Por ello, instancias como ONU Mujeres hace un llamado global urgente a "Invertir en las mujeres” para “acelerar el progreso” mientras alerta de que “342 millones de mujeres y niñas podrían vivir por debajo del umbral de la pobreza en 2030” si no se hace nada para evitarlo. Invertir en promover el empoderamiento de las mujeres y eliminar las desigualdades de género es una cuestión de derechos humanos. Es justicia social.

Queremos resaltar que a pesar de la multiplicidad de desafíos a los que nos enfrentamos, la agenda feminista y del movimiento de mujeres, tiene propuestas concretas para refundar el sistema actual y avanzar en la transformación global que el mundo necesita para construir un futuro más justo, inclusivo y pacífico para todas y todos. Algunas de estas medidas sugeridas son:

1. Fortalecer la aplicación de la "Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad", que asegura la participación activa de las mujeres en los procesos de resolución de conflictos y construcción de paz. Según informes de la ONU, cuando las mujeres participan activamente, la mediación tiene mayores posibilidades de éxito y los procesos de paz tienen hasta un 35% más de probabilidades de ser efectivos y sostenibles. Las mujeres deben seguir desempeñando un papel protagónico para lograr una consolidación eficaz de la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, establecida en la resolución 1325 de la ONU.

2. Asegurar fondos que garanticen derechos. Invertir en servicios públicos, políticas de cuidados, empleo, educativas y de protección social que aborden de manera integral cuestiones neurálgicas para las agendas feministas, como ahora la erradicación de todas las formas de violencia de género o la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, tienen un impacto positivo probado en la vida de las mujeres y de la ciudadanía en general.

3. Transiciones justas en clave feminista: La descarbonización y cambio en las matrices energéticas deben ser motor de cambios hacia modelos económicos que pongan a las personas y el planeta en el centro. En este sentido, las medidas enfocadas en la mitigación y adaptación al cambio climático, apostar por los sistemas productivos agroecológicos liderados por mujeres rurales y campesinas, así como la promoción de las energías renovables, el respaldo a los empleos verdes o las propuestas existentes para avanzar hacia sociedades de los cuidados que reconozcan y valoren el trabajo no remunerado de las mujeres, a la vez que apuestan por su reparto, redistribución y colectivización, son iniciativas sugerentes para avanzar en esta línea.

4. Apoyar a las activistas feministas y del movimiento de mujeres defensoras de los derechos humanos, sus agendas y sus organizaciones. Promover la participación política de las mujeres, su liderazgo y activismo seguro, protegiendo el espacio cívico y la capacidad de actuación de esas defensoras de derechos humanos que en su diversidad de mujeres negras, indígenas, campesinas, migrantes, disidentes sexuales, y un largo etcétera, nos marcan cada día la senda para transformar el sistema hacia el horizonte deseado a través de sus prácticas cotidianas de resistencia: agroecología, trabajo comunitario, boicot de consumo, etc.

5. Impulsar políticas exteriores feministas que trasciendan la mirada tradicional del enfoque de género y apunten a una coherencia de políticas, asumiendo que se requieren cambios estructurales profundos y sistémicos para el cuidado y la sostenibilidad de las vidas, de todas las vidas. Esto implica, entre otras cosas, analizar y modificar aquellos elementos de las relaciones exteriores que nos hacen cómplices de las opresiones, como ahora el comercio de armas, las políticas migratorias restrictivas y contrarias a los derechos humanos, o la producción y consumo basado en economías extractivistas, que refuerzan las estructuras de dependencia, colonialidad y de fronteras.

En este día, renovamos nuestro compromiso de trabajar incansablemente por un mundo donde todas las mujeres y niñas puedan vivir libres de violencia, discriminación y desigualdad. Instamos a la sociedad en su conjunto a unirse a estas oleadas feministas que en su diversidad desbordan el mundo conocido, que son un tsunami que viene a barrer el patriarcado, el capitalismo, el belicismo y el antropocentrismo. Somos agua, somos semilla, somos vida, somos cambio. Porque Sin nosotras no habrá Paz y sin feminismos tampoco ¡por una Paz Feminista que lo cambie todo!