Lanzamos la campaña Somos Cantabria Acogedora
Desde el Movimiento por la Paz -MPDL- en Cantabria hemos puesto en marcha una recaudación de fondos de emergencia para apoyar a las personas que, tras finalizar su estancia con nosotras en el Programa de Protección Internacional, se quedan, de forma casi inmediata, en una situación de extrema vulnerabilidad por parte de las instituciones y de la sociedad de la que forman parte.
Como personas que vivimos en sociedad y abogamos por una “comunidad intercultural y solidaria”, ayúdanos a construir una sociedad que acoge, comparte y está unida ante los problemas de su gente. Súmate del 16 de noviembre al 18 de diciembre a la campaña Somos Cantabria Acogedora en la plataforma migranodearena.org.
¿A quién va destinada la ayuda?
Aunque el Programa de Protección Internacional atiende a colectivos muy diversos y muchos de ellos en situación de vulnerabilidad, la campaña se centra en la atención a 10 familias en alto grado de exclusión y formadas por mujeres con hijos/as menores a su cargo.
¿Cuál es nuestro objetivo?
Haciendo un uso responsable y transparente de los fondos que queremos conseguir (2.000€), proporcionaremos ayudas de emergencia inmediatas a las mujeres que, solas y con menores a su cargo, salen del programa de protección internacional.
Se trataría de un recurso económico de urgencia para apoyar en la cobertura de necesidades básicas (principalmente alojamiento temporal y manutención) durante el primer y segundo mes, hasta que las beneficiarias consiguen algo de estabilidad.
Gracias por estar al lado de nuestras vecinas en situación de mayor vulnerabilidad. Entre todas y todos hacemos una sociedad más justa y solidaria. Somos Cantabria Acogedora.
El Programa de Protección Internacional
El Programa de Protección Internacional atiende a personas que han huido de sus países porque eran perseguidas o sufrían violencias.
Financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Programa pretende apoyar a las personas beneficiarias del derecho de protección internacional mediante la cobertura de sus necesidades básicas (principalmente alojamiento temporal y manutención) y el desarrollo de una intervención integral individual y/o familiar para facilitar su integración social y su autonomía.
Con carácter general, la duración del programa es de 18 meses y ampliable a 24 para aquellas personas en situación de especial vulnerabilidad. Se establece así un periodo para que estas personas puedan obtener el estatuto de refugiado o la protección subsidiaria.
Sin embargo, la permanencia en este programa puede finalizar antes de tiempo con casos que dejan a las personas en un estado de gran vulnerabilidad.
Esto ocurre cuando se les deniega su solicitud de asilo en España o porque se ha agotado el plazo máximo de estancia en el programa. En ambos casos se produce la salida casi inmediata del programa y las personas pierden el cualquier derecho a recibir cualquier tipo de apoyo.
Proceso
migratorio
Las personas que se ven obligadas a salir de su país porque son perseguidas o porque sufren distintos tipos de violencias, pueden solicitar protección internacional cuando llegan a España. Por motivos coyunturales y estructurales, los plazos de resolución de las solicitudes son inciertos. Solo el 5% reciben una respuesta positiva.
Gestión
emocional
Su situación emocional está marcada por las pérdidas acumuladas, la soledad, la inseguridad y el miedo. Dejan atrás aquello que habían construido durante años: trabajos, amistades, familia, sueños. Los impactos se agravan por el trayecto migratorio, por las condiciones de acogida y la incertidumbre del procedimiento de asilo.
Inserción
social
El itinerario en el programa se desarrolla con el acompañamiento técnico de un equipo interdisciplinar del Movimiento por la Paz que apoya a personas y familias a retomar el control sobre su propia vida. Los perfiles, las necesidades y los procesos son muy diversos. Las dificultades que estas personas se encuentran suelen ser compartidas.
Inserción
laboral
Las mujeres que están en el programa están comprometidas con encontrar empleo que les ofrezca seguridad y autonomía. La doble discriminación que sufren por ser mujeres y migrantes, la dificultad para acceder a los escasos recursos de conciliación y la precariedad del mercado laboral convierten su objetivo en una carrera de obstáculos.