“Si las empresas dejaran de marcar la casilla solidaria en el impuesto de sociedades, el tercer sector se quedaría congelado” es una de las conclusiones que se han expuesto hoy en el evento “Impulsando la sostenibilidad empresarial: Casilla Empresa Solidaria y Tercer Sector”.

El foco para esta nueva dimensión entre empresas y entidades sociales se ha puesto en la innovación, analizándola como herramienta para generar estas nuevas y necesarias alianzas. “Es muy importante en este creciente panorama que las empresas generen relaciones mucho más estables con las entidades, y que se acerquen a ellas para cooperar, para que las compañías sean cada vez más sostenibles” es lo que ha resaltado el presidente de la Plataforma del Tercer Sector, Luciano Poyato. Marcar la casilla solidaria permite que se lleven a cabo proyectos que sería imposible realizar sin esta acción y es una filosofía que hay que trasladar a toda la empresa, no solo hacia fuera, si no también hacia dentro.

La presidenta de honor de Movimiento por la Paz –MPDL-, Paquita Sauquillo, ha participado en una de las mesas redondas y ha sido la que ha puesto cifras a la realidad actual: “El año pasado se consiguieron 55 millones de euros para las entidades sociales y lo ideal sería llegar a 240 millones, con lo que conseguiríamos acabar con la situación de pobreza y vulnerabilidad de muchísima gente”. Y es que en el Movimiento por la Paz se conoce muy bien la casilla empresa solidaria, como la conoce Claudia, una de las usuarias de la entidad, concretamente del área que se ocupa de las mujeres víctimas de violencia de género, que contaba en una rueda de prensa a favor de esta iniciativa que la X solidaria había sido su “salvavidas literalmente hablando” ya que la había ayudado a encontrarse consigo misma, a recuperarse física y mentalmente.

¿Cuáles son las tendencias que están siguiendo las empresas en esta nueva realidad de cooperación con el tercer sector?

Las empresas cada vez quieren ampliar más su responsabilidad hacia fuera, son conscientes de que deben cuidar internamente a todos los actores de sus procesos, pero quieren, además, ejercer un impacto en la sociedad que les rodea.

La transparencia es otro de los factores clave que preocupan a las compañías, tanto internamente como para poder confiar en las entidades con las que generan lazos a largo plazo.

Otro de los rumbos que están tomando las empresas en nuestro país es el de la transición justa, como clave para asegurar los derechos de los trabajos y también entrando en la tendencia de producir de forma sostenible, combatiendo el cambio climático.

Por otro lado, cada vez son más las compañías que están incorporando su impacto social como parte de su estrategia empresarial a largo plazo.

En esta tendencia de las empresas de unirse y colaborar con el tercer sector, lo que queda de manifiesto es que las alianzas son lo más importante. Son estas las que que engloban a todas las inclinaciones mencionadas anteriormente, en las que las entidades sociales deben tomar su papel coprotagonista.