"Las mujeres siempre estamos aquí, nuestra lucha es diaria, no solo un día".

"Las mujeres siempre estamos aquí, nuestra lucha es diaria, no solo un día".

Nos encontramos con Ángela en la nueva sede del Movimiento por la Paz -MPDL- en Vallecas, donde el Área de Mujer ofrece un espacio de apoyo a quienes han vivido situaciones de violencia de género. Ángela tiene 60 años, es madre de dos hijos y abuela de una niña a la que describe como "lo más bonito que tengo". Hoy, después de un largo proceso personal, se siente libre y orgullosa de poder ayudar a otras mujeres a través del voluntariado.


El camino no ha sido fácil. "Me casé muy joven y embarazada. A los seis meses empecé con malos tratos y, bueno, ¿qué me define ahora? Pues que soy libre. Y para mí es una maravilla poder elegir lo que yo quiero", explica con una mezcla de alivio y emoción. Vivió 33 años en una relación marcada por la violencia de género, y aunque salir no fue sencillo, logró dar el paso. Ahora, su misión es apoyar a quienes aún están en el proceso.

Un espacio seguro para sanar y avanzar

Llegó al Movimiento por la Paz hace siete años por recomendación de su psiquiatra. "Me separé y estaba muy mal. Aquí me ayudaron mucho". Para Ángela, encontrar este espacio supuso un cambio crucial, y desde entonces ha dedicado su tiempo a acompañar a otras mujeres en situaciones similares.

En su labor como voluntaria, una de sus actividades principales es la organización de desayunos quincenales. "Cada 15 días hacemos un desayuno. Ayudo a prepararlo y, después de desayunar, tenemos un espacio para expresarnos y apoyarnos entre nosotras". Es un momento clave para muchas mujeres que acuden por primera vez, con miedo e incertidumbre. "Es verdad que hay mujeres que llevamos mucho tiempo aquí, pero siempre hay chicas nuevas y vienen con miedo. No saben qué es este espacio ni qué podemos aportarles. Creo que, con nuestra experiencia, las que llevamos aquí más tiempo logramos calmarlas y hacerles ver que este es un espacio donde pueden expresarse tal y como son".

Después del desayuno, hay un debate guiado por Isabel, psicóloga, y Sara, orientadora laboral. "Nos ayuda mucho porque nos libera de muchas cosas", dice Ángela, subrayando la importancia de estos encuentros para el bienestar emocional de las participantes.

El significado del 8M y los retos pendientes

Para Ángela, el Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de la lucha constante por la igualdad. "Este día debería ser todo el año, ¿no? Es importante que no nos callemos, porque tenemos voz para hablar y expresar lo que sentimos. Y que no nos digan lo que tenemos que hacer. Somos libres". No se trata solo de un día de reivindicación, sino de una batalla diaria para que la igualdad sea una realidad.

Cuando le preguntamos qué cambios deberían darse en la sociedad para acabar con la violencia de género, su respuesta es clara: "Que no existiera la violencia de género. Pero no solo la violencia, sino nada que nos pueda dañar". La clave, dice, es lograr una igualdad real en todos los ámbitos: "En el trabajo, en la familia, en la vida en general. Que fuéramos todos iguales y que no hubiera machismo".

Un mensaje para quienes aún están en el camino

A quienes están viviendo una situación de violencia de género, Ángela les envía un mensaje directo: "Que no están solas, que no se callen. Pero siempre con ayuda, siempre con un profesional". Sabe que salir de ese círculo no es fácil y que sin ayuda puede resultar casi imposible: "Es muy difícil sin apoyo".

Antes de despedirnos, comparte su deseo para el futuro: "Me gustaría que el 8M fuera durante todos los días del año, que no se marcara un solo día, sino que fuera algo constante". La lucha por la igualdad, insiste, no debe limitarse a una fecha en el calendario. "Las mujeres siempre estamos ahí. Todo el año, toda la vida".